Este es el relato sorprendente de Juan Eduardo Rojas Vásquez, menor de siete hermanos, todos hijos de un matrimonio de campesinos en los alrededores de Parral, Chile. El golpe militar del 11 de septiembre de 1973 le puso un fin trágico a su niñez. Su hermano Sergio fue encarcelado. Su hermano Gilberto y su padre fueron arrestados y desaparecieron para siempre. Esto produjo un giro fundamental en la vida del joven Juan. Se hizo adulto de la noche a la mañana, comenzó a vincularse con grupos de activistas y se organizó bajo el techo de la iglesia católica para dar con el paradero de sus parientes desaparecidos. La situación se puso cada vez más tensa. Juan tuvo que abandonar el país y emigró en 1979 a Alemania Federal. Allí, dispuesto a salir adelante, se esforzó por aprender el idioma, consiguió trabajo y fundó una familia. Juan se mantuvo siempre muy aferrado a sus raíces chilenas. Fue director de un grupo chileno de danzas y participó como mediador en conflictos de familias internacionales. Hasta el día de hoy, todos sus intentos por averiguar el paradero de su padre y hermano han sido infructuosos.
Un testimonio conmovedor y un positivo ejemplo de integración a la sociedad alemana.
Juan Eduardo Rojas Vásquez lebt heute in Stuttgart und engagiert sich als Mediator bei interkulturellen Streitfällen. Bis heute weiß er nichts über das Schicksal seiner verschwundenen Familienangehörigen in Chile.
Es sind momentan noch keine Pressestimmen vorhanden.